Emborrascándose.

Más de 20 minutos esperando el taxi… la lluvia ya ocupaba cada rincón de mi ser, incursionaba todo a mi parecer, me embriagaba en un éxtasis emocional del cual tardé minutos en escapar. Una vez adentro del bruno automóvil, emití mi primera palabra en horas: alô! El chofer con un gesto empírico, a mi parecer, responde con un gesto algo arisco para tal espera… contesta con un: bon-jour… segundos después corrige su saludo, un bon après-midi, alcance a percibir, con la mala intención de recordarme y refregarme en la cara lo atrasada que estaba. Con la existencia de un silencio inmutable comenzó mi viaje… sentí que dentro del coche también gotas caían, recorrían y se esparcían, pero no era que llovía. Por qué sentirme así si tan solo eran las doce del día? Me pregunte… reflexione y me desperté con el humo del cigarro del señor chofer.
Me bajé, actué como si mirara la hora en mi reloj de apariencia transparente… recordé que tiempo atrás me lo arrebaté. Mire a mi alrededor y me encontré con un arco-iris multicolor.